Indecisiones que matan
Sr. Director de milRelatoseroticos.com
Me dirijo a Ud. para pedirle un consejo para el caso que le expongo a continuación:
Hace cinco 5 años que me casé muy enamorado, y sigo estándolo. Tengo 31 años, y mi aspecto es fuerte.
Hace unos meses me quedé sin trabajo y, como mi mujer trabaja, paso muchas horas en casa, solo. Pues bien, de un tiempo a esta parte viene mi suegra a casa con la excusa de hacer algún trabajo. Poco a poco se me está insinuando para que me acueste con ella. Aunque no me lo dice claramente, yo creo que es eso lo que está buscando. Le contaré algunos detalles para que Ud. mismo juzgue.
Cuando llega a casa, lo primero que hace es quitarse el vestido y quedarse solamente con la combinación. Como comprenderá, yo no soy de madera, y no puedo evitar mirarla.
A veces, se para cerca de alguna luz, y yo le veo claramente las piernas (a pesar de que es una mujer mayor, tengo que decir que está bastante buena).
Además, es una mujer que, cuando se sienta, no tiene cuidado en taparse. Ella se sienta con las piernas abiertas, sin ningún pudor, y se le ven hasta las bragas.
También, en el hablar, no es nada recatada, y me cuenta que su marido no le hace ningún caso, que en lo único que piensa es en trabajar y en dormir.
El otro día, cuando hablábamos de su hija, que está embarazada de 3 meses, me dijo que a ella no le pasaría eso, porque su marido nada de nada. Me dijo, también, que a pesar de que con su marido no hacía el amor, de todas maneras ella seguía tomando la píldora, por si acaso.
Hace pocos días, mientras se lavaba la cabeza, dejó la puerta del baño abierta. Como no llevaba sostén, los pechos se le salieron fuera de la combinación. Yo no podía apartar los ojos de aquellas espléndidas margaritas que, con seguridad, podía abarcar con mis dos manos.
Ella se dio cuenta de que la estaba observando, y en vez de cubrirse, se sonrió y continuó lavándose.
Yo me acostaría de muy buena gana con ella, porque estoy seguro que disfrutaría muchísimo con ese cuerpo tan relleno que tiene. Pero me sabe mal por mi mujer y por mi suegro.
La situación llegó al colmo hace dos días, cuando yo estaba acostado todavía. Ella entró en casa, porque tiene llave, y se fue derecha a mi habitación a despertarme.
Empezó a hacerme cosquillas y a decirme, en tono cariñoso, que yo era un gandul, que siempre estaba durmiendo.
Como estaba inclinada sobre la cama, yo le veía las tetas que estaban a punto de salirseles por el escote. Ella siguió haciéndome cosquillas hasta ponerme a tope de excitación. Después, pasó la mano por encima de la sábana, encontró mi miembro tieso, y se entretuvo un rato allí.
Después, dijo que debía marcharse, y me dejó tumbado en la cama, muriéndome de ganas. Como no me atreví a impedirle que se fuese, tuve que consolarme yo solo.
Bueno, esto es todo. Espero su respuesta con ansiedad, aunque me temo que, cuando llegue, el asunto no tendrá más remedio, porque, es posible que venza mis escrúpulos y pase al ataque, pues me parece que estoy haciendo el papel de tonto.
Gracias.
UN INDECISO
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