Un torrente de orgasmos

Realmente a muchas personas que lean esto, quizá les puede parecer mentira que realmente ocurra. Seguro que todas estas personas aún guardan dentro de si una serie de depresiones que no les permiten gozar del verdadero placer sexual.

Soy una chica de 25 años y siempre he sido muy liberal. Desde que tenía 18 años he follado con todos los tíos que me había apetecido y también con alguna chica que me gustaba.

Desde hace tres años que salgo con un chico que ha conseguido hacerme olvidar todos los demás. Se llama Paco y os tengo que decir que sus ojos verdes y ese pelo entre rubio y castaño que tiene, me vuelven loca. A pesar de estar enamorada de él, siempre me han apetecido organizar una orgía con los amigos. Paco no era muy partidario de este tipo de fiesta sexual hasta que hace unos meses ocurrió lo que os voy a contar a continuación.

Después de una follada de campeonato el pene de Paco quedó tan lánguido que parecía un guante que una se hubiese quitado. Lo palpé comprensivamente y dije:

—Vaya aspecto que tiene, parece increíble que hace unos instantes fuera la cosa más dura que haya tomado entre mis manos en toda mi vida.

—Marta eres la chica más caliente que he conocido —me contestó Paco jadeante—. Pero te aseguro que hoy tendrás la horma de tu zapato.

Nos vestimos y sin detenerme un instante nos fuimos a una villa que se encuentra en un pueblo cercano.

Paco abrió la puerta y entramos a una gran sala en la que había una cama de dimensiones extraordinarias. Por toda la habitación había desparramado utensilios claramente eróticos.

Paco se desnudó en un instante y yo le imité con la misma rapidez. Tomó asiento sobre la cama y enseguida se vio acosado por mis caricias. Hice rodar su polla entre las palmas de mis manos y me entregué a lenguetearla, enseguida la puse rígida y dura como el acero.

Mi lengua parecía hallarse poseída por la locura y silbaba como una salvaje en todas direcciones. El pene se veía rígido, grande, y carnoso. Yo estaba ya dentro del juego, sin ningún tiempo de inhibiciones y sólo tenía ganas de alcanzar máximas cotas de placer sin importarme la forma de conseguirlo.

Unas veces sobaba los huevos de Paco y otras cogía su pene y me lo metía hasta el tope en la boca. No había nada que no me apeteciera hacer en el clímax de sensualidad que había alcanzado. Mis ideas me desbordaban, corrían más que mis manos y mi boca. Empecé a desear que él también me chupara y me coloqué en la forma del 69.

Paco comenzó enseguida pegándose como una lapa en la entrada de mi agujero delantero. Mi novio no se conformó con la vagina sino que también se hizo dueño de mi clítoris, lo que dio como resultado una insoportable excitación. Fue en ese preciso momento cuando aparecieron en escena Maite y su novio, mi sorpresa se transformó rápidamente en alegría al comprender que Paco había accedido al fin a mis pretensiones.

Maite es rubia y más bien alta. Muy diferente a mí. Sus tetas hacen soñar a cualquiera. Pero sobre todo lo que me vuelve loca es su culo, es pronunciado, salido, en fin una constante provocación para la polla de un hombre. Ella y yo eramos amigas desde hacía mucho tiempo y como les sucede a muchas mujeres, el juego se convirtió en caricias y las caricias pasaron a ser verdaderas sesiones sáficas que nos hacían alcanzar las más altas cotas de placer.

Como veréis nuestra relación era verdaderamente íntima. Maite sabía de sobra mis ganas por encontrarme junto a ella en una orgía y seguro que había convencido a Paco. A José, su novio, no le había tratado tan íntimamente pero sabía por Maite que su polla era descomunal y que podía estarse horas y horas follando sin correrse. En el transcurso del día iba a saber más del muchacho.

Maite apartó a mi novio y con estas palabras me agarró los brazos y me los ató a la cama.

— Sé que hacía tiempo que esperabas participar en una fiesta, ahora tienes la oportunidad.

José no se quedó atrás y cogiéndome las piernas también me las ató a las patas de la cama. De esta forma quedé completamente abierta a merced de mis compañeros. Tenía un poco de miedo de lo que pudiera ocurrir.

Mi amiga se lanzó sobre mí y comenzó a pasarme la lengua por el orificio de la vagina. Pronto los chicos se acercaron y comenzaron a besarme y lamerme las tetas. Yo quería corresponderles pero no podía porque estaba atada y mis sensaciones no tenían una válvula de escape. Los orgasmos se disparaban una y otra vez. Yo no dejaba de chillar y bramar como si me estuvieran matando.

Con una lentidud que se asemejaba a una película a cámara lenta, Maite cogió un consolador grandísimo y se dispuso a penetrarme. La entrada de la polla artificial se efectuó con la misma lentitud de todo lo demás, arrancando de mí suspiros de placer. La maniobra me gustaba una enormidad y que ese gigantesco aparato me estuviera penetrando únicamente me producía oleadas de placer.

Una vez totalmente en mi interior lo giró con lentitud y lo movió de un lado a otro:

—Sí, sí, así... muy bien fóllame más. Perfórame el coño: Ya me viene, me corro, ahora...

Mientras esto ocurría en mis bajos, los chicos seguían comiéndose mis pechos con una delicadeza que hacía que mis pezones se endurecieran como auténticas lanzas llenas de placer.

El siguiente paso lo dio el novio de Maite que me penetró de una forma impresionante, salvaje. Era maravilloso estar siendo follada por José a la vez que mi novio me estaba morreando con una pasión inusitada.

Los labios carnosos de mi sexo se separaron ampliamente gracias a la entrada del pene del chico. Su polla se deslizó hacia dentro y después volvió a salir. Sentí como el anillo de músculos de mi vagina se estrechaba rítmicamente en torno al aparato del chico. Jamás había follado con tantas ganas, mi novio también estaba fuera de sí no dejando un centímetro de mi cuerpo fuera del alcance de sus besos.

Gracias a Maite y a Paco, conseguí que me desataran pero mi gozo duró pocos minutos ya que enseguida me pusieron unas argollas y levantándome los brazos me ataron al techo. Mis piernas fueron abiertas y unidas a otros dos puntos del suelo. Me había convertido en una X gigantesca.

En esta posición José siguió follándome mientras que Maite pegó su boca a mi ano, produciéndome unas sensaciones increíbles, creía estar bañada en saliva. Paco siguió con mis tetas que estaban alcanzando su máxima expresión con unos pezones a punto de estallar.

Así estuvimos un buen rato hasta que José me desató los brazos. Rodamos por el suelo, yo encima del novio de Maite que no había dejado la follada ni un instante. Me sentía como si estuviera cabalgando sobre el potro de una película del oeste. A nuestro lado estaban Maite y Paco que nos acariciaban constantemente.

—Marta, ahora que ya te he abierto el ano, Paco te follará por el culo. Espero que te guste sentir tu cuerpo atravesado por dos pollas.

Casi no había dejado de hablar Maite cuando Paco implantó su rígida lanza por detrás dentro del ano. Mi rostro se liaba desfigurado y enrojecido por la pasión. Cada vez con mayor rapidez fue introduciéndome su polla dentro. No se cómo pudo ser pero Maite puso su coño al alcance de mi boca y yo me amorré a ella como si estuviera años sin beber.

No tardamos en corrernos tal como estábamos. Mis dos agujeros fueron inundados por los caldos de dos buenas corridas y mi boca quedó repleta de mi amiga... Nuestros orgasmos fueron tan brutales que continuamos unidos un buen rato hasta que conseguimos recuperarnos.

Lo que ocurrió a continuación os lo contaré otro día ya que creo que por hoy ya he abusado de vuestro tiempo. .....CONTINUARÁ..

MARTA - MADRID


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    2 ¡No olvides dejarnos tu comentario!

  1. Pepa dice:

    Estoy casada con un hombre muy tranquilo, carente de ambiciones, con el que llevo unida unos dos años. Nada más terminó sus estudios secundarios, él se puso a trabajar, mientras que yo tengo la carrera de filosofía y letras. Actualmente estoy ganando más dinero que mi marido. Quizá esta sea la causa de que haya perdido, gradualmente, mi respeto hacia él. Le quiero mucho, pero no deseo cambiar mi personalidad, ni tampoco me gustaría hacerle ver que le estoy avasallando. Mi marido parece muy contento con nuestra situación; pero creo que me estoy cansando de llevar los pantalones en casa, ya que me preocupo de todo.

    1. milRelatos dice:

      Estoy de acuerdo en que no se debe demostrar que se están precipitando las cosas, pero antes de llegar a la conclusión de "soy superior" frente a tu marido - como parece ser tu caso - primero has de considerar si, efectivamente, no eres capaz de aceptarlo como es; porque hay poco malo en que él sea un hombre de escasas ambiciones. Lo que sucede es que ambos sois diferentes en este punto, y no es que tú te halles en la situación de lo "acertado o correcto", y tu marido padezca la de "equivocado o incorrecto". Sólo se trata de distintas maneras de enfrentarse a la vida. Y es posible que esto haya sido uno de los motivos por lo que te gustó; encontraste un plano feliz para alcanzar tus propias ambiciones durante estos dos años. Por lo demás, la situación carecería de importancia si tú no estuvieras influida por los estereotipos formulados por el comportamiento masculino. Y eso, indudablemente, afecta a tu valoración del asunto. No hay ley moral alguna que imponga que el hombre debe ganar más dinero que la mujer si quiere ser considerado un ser respetable. Porque si él acepta que tú cumplas tus ambiciones, sin molestarte, trata de comprender sus puntos de vista. En el supuesto de que no lo hicieras así, seguramente te verías caminando en la dirección a la separación conyugal.

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